Decir que "el tiempo vuela" es algo muy usual. Los días se nos pasan a veces tan rápido que cuando miramos atrás, no han sido solo días, sino meses o años. Hoy miro atrás y no puedo creer que sea casi un año desde que llegué a Delhi. Si tuviéramos en cuenta los días y no exactamente las fechas, este mismo sábado hace un año, estaba en la habitación del hotel donde me quedé las primeras dos semanas, pensando en cómo sería mi vida en esta ciudad y recordando lo que había sido mi vida en Paris.
Recuerdo que cuando llegué al aeropuerto ese sábado, sentí como si no necesariamente estuviera llegando a un sitio completamente extraño, sino a uno donde ya había una conexión, donde ya habían rastros y rostros que me eran familiares. Recuerdo que me demoré un montón de tiempo en el aeropuerto mientras reclamaba una maleta que había mandado por carga. Esa fue mi primera experiencia con la "eficiencia" de algunos procesos en India. Al domingo siguiente ya empecé a buscar apartamento y en dos semanas me estaba mudando al que sería mi primer hogar en Delhi.
Los primeros seis meses de mi estadía en India, debo admitir, no fueron fáciles. No sólo fue un proceso de adaptación a la ciudad, a la cultura y al trabajo; también fue un proceso de terminar mi tesis, cerrar capítulos y aclarar muchas dudas. Al mes de haber llegado a India me dio dengue. Esa enfermedad me debilitó no solo física, sino animicamente también; llevándome a preguntarme mil veces ¿por qué había tomado la decisión de venir a India, de estar tan lejos de mi familia, en un lugar donde tantas cosas eran tan diferentes y, a veces, difíciles? Muchas dudas llenaron mi mente durante esas dos semanas, dudas que siguieron cuando regresé de Colombia en diciembre después de visitar a mi familia. Junto a este proceso de adaptación, estuvo el proceso de terminar mi tesis. Mis fines de semana estaban dedicados a trabajarle a la tesis y aún cuando creía que terminar la tesis me iba a tomar menos tiempo, la inspiración y concentración a veces era difícil de lograr. Un fin de semana decidí salir de Delhi, respirar otro aire (aire puro), adentrarme en las montañas, encontrar tranquilidad e inspiración. Ese fue mi primer viaje, sola, en bus en India. Toda una experiencia, que se suma a otras que he vivido viajando sola. Mi destino fue Bimthal, a más o menos 6 horas de Delhi. Ese escape me sirvió para recargarme de energía y encontrar el impulso final para cerrar el capitulo de mi tesis.
En noviembre llegó Diwali y con esta celebración, la oportunidad de ponerme un Sari por primera vez. La verdad es que ir a escoger el Sari fue un súper plan. Todos vienen en unos colores tan lindos. Colores vivos que llaman la atención. Ponerse un Sari es todo un arte, arte que yo aún no domino. Ese día que llevaba mi Sari puesto, todos mis compañeros de la oficina me decían que me quedabe muy bien, y la verdad es que yo me sentía muy bien en él.
En diciembre fui a Colombia para pasar navidad y antes de tomar mi vuelo a Bogotá deje enviada mi tesis. Esto significaba terminar el año con un capítulo casi que cerrado y comenzar el 2016 con nuevas metas, nuevos sueños, nuevos capítulos por escribir. A mi regreso a India, después de pasar navidad con mi familia, llegué con una mezcla de sentimientos. Por un lado, el hecho de haber terminado la tesis me permitía poder disfrutar más India. Los fines de semana ya los podía dedicar a recorrer Delhi o a pasear por India. De otro lado, haber visto a mi familia y saber que ya no los tenía tan cerquita, me llevaba a preguntarme si valía la pena estar tan lejos. La respuesta a esta pregunta no era tan obvia. Yo estaba contenta en India, sentía que tenía aún muchas cosas por aprender y descubrir. Sentía que aún no estaba lista para decirle adiós a esta experiencia. Después de varias reflexiones, la respuesta a esa pregunta llegó. A pesar de la distancia podía estar "cerca" de mi familia, y vivir en India no era una experiencia que se pudiera repetir fácilmente.
Así comencé a ver India con nuevos ojos y disfrutar mucho más de esta experiencia. Los primeros meses del año aproveché para viajar, para encantarme con las maravillas de este país. Pushkar, Agra, Jaipur, Masuri, fueron mis destinos.
También aproveché para disfrutar más Delhi y recorrer la caótica vieja Delhi para probar toda la buena comida callejera que se encuentra en Chandni Chowk.
De ese proceso de ver India con unos nuevos ojos, hizo parte que me cambiara de apartamento. Sentía que era momento de cambiar y que aquel lugar donde había vivido los primeros meses, era un lugar transitorio, que me había servido para adaptarme a Delhi, pero que no necesariamente era el lugar donde iba a disfrutar Delhi. El primer barrio donde viví se llama Malviya Nagar, es un barrio con mucho comercio, un poco caótico, desordenado y sucio. Así que decidí mudarme a un espacio un poco más grande y en un barrio más tranquilo. El cambio ha sido muy positivo, y estoy realmente contenta en mi nuevo hogar. El nuevo barrio en el que vivo se llama Sarvodaya Enclave.
Y es así como cierro este primer año en India, lleno de aprendizajes, de descubrimientos, de tropiezos y levantadas. Hay momentos tristes, momentos de dudas, momentos llenos de preguntas; pero también hay momentos alegres, momentos cargados de sonrisas, momentos donde me detengo a pensar cómo la vida me trajo aquí, cómo dentro de unos años recordaré esta experiencia como una de las experiencias de vida más maravillosas y enriquecedoras.
Namaste!
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