Ir al contenido principal

La majestuosidad de Masai Mara


La vida está llena de sorpresas. De repente llegan momentos, lugares y personas que no imaginábamos. Realizar un safari era algo que, aunque me imagina que algún día iba a poder hacer, no lo veía como algo tangible que fuera posible de realizar en el corto plazo. Sin embargo, la vida me sorprendió una vez más. Creo que las palabras no son suficientes para describir lo que se siente ver a un león caminando a menos de 3 metros de donde uno está, ni mucho menos ver a una familia de leones con 4 bebes hermosos, que uno quisiera bajarse del jeep e ir a consentirlos. Esos son experiencias que se quedan con uno. La emoción de ver los animales imponentes, majestuosos, en su propio hábitat y tan cerquita, es única. Son experiencias que uno cree que solo quienes trabajan en NatGeo pueden tener.


Este safari llego un poco por casualidad. A comienzo de año comencé a planear un viaje de trabajo para visitar algunos de los proyectos cuyas evaluaciones manejo. Kenia fue el país elegido porque era donde más proyectos podíamos visitar. Dado que el viaje lo hacía con un amigo de la oficina, al saber que íbamos a Kenia dijimos que teníamos que tomarnos un par de días para conocer, idealmente un safari, pero si no, otro plan. Cuando comenzamos a buscar opciones, los precios de los safaris eran una cosa loca. Yo por más ganas que tuviera, no iba a pagar 800 dólares. Cuando estábamos buscando opciones me acorde que una amiga colombiana, que había vivido en Nairobi, me había mandado alguna vez unas notas sobre qué hacer en Nairobi y Kenia. En las notas recomendaba una agencia con quien hacer el safari. Al comienzo no estábamos seguros si el precio que ofrecían era por día o por el fin de semana, ya que era mucho más barato que cualquiera de las otras opciones que habíamos encontrado. Pues bueno, el hecho fue que, por 3 días con transporte, alimentación, hospedaje y recorridos en el parque, pagamos 375 dólares cada uno. La agencia con la que hicimos el safari se llama Enchoro Wildlife Camp. La verdad nos fue muy bien. Las carpas en el campamento donde nos quedamos eran sencillas, pero ofrecían lo que uno necesitaba. Además, uno todo el tiempo está por fuera y solo llega al campamento a comer y dormir. Electricidad solo hay de 5-7 am y de 6-10pm, así que a las 9:30pm ya estábamos en la cama. La comida era sencilla pero rica, preparada con productos frescos, como muy caserito. Tuvimos un conductor muy bueno, se llama James, era siempre pendiente de llevarnos a donde estuvieran los animales, así el terreno fuera difícil. Además, en el jeep nos tocó un grupo chévere, una pareja franco-americana y una chica francesa, bastante simpáticos. 


El sábado llegamos al parque como a las 4pm, después de 6 horas de carretera desde Nairobi. Esa tarde hicimos el primer recorrido. La verdad es que comenzamos muy bien, esa tarde vimos a la familia de leones. Esos bebes eran hermosos. Una experiencia lindísima. Ese día vimos el atardecer, majestuoso.






El segundo día comenzamos a las 8am y terminamos como a las 5pm. Ese día para el almuerzo hicimos un picnic cerca al rio Mara. En el recorrido por la orilla del rio vimos cocodrilos e hipopótamos. También vimos leopardos, chitas y un rinoceronte en nuestro recorrido. Además de ver una familia de elefantes con varios bebes y un mini bebe, un elefante chiquitito, hermoso. El siempre caminaba debajo de su mamá. 






El ultimo día lo cerramos con broche de oro. El recorrido de ese día fue solo de 8-10am, ya que después salíamos de regreso a Nairobi. En ese recorrido de la mañana vimos a un león macho super cerquita. Todos en el jeep éramos maravillados, como que no nos la creíamos. Ese día el recorrido lo hicimos con un grupo joven, donde había un chico de Tunicia, un francés, un par de Estados Unidos. 


Este ha sido uno de las experiencias más increíbles de mi vida. A veces me pregunto porque la vida y Dios me han dado tanto.

Acá, algunos videos de nuestro safari:







Comentarios

Entradas populares de este blog

Bután: un país de templos, monasterios, budas y dragones

Tiger Nest Bután fue para mí un destino realmente único, mágico. Generalmente para mis viajes compro la guía Lonely Planet para saber un poco más sobre el lugar que voy a visitar y consejos sobre dónde comer o qué hacer. Honestamente la sección al final donde le explican a uno más sobre el país la leo a medias. Esta vez, sin embargo, dado lo poco que conocía sobre Bután, la leí completa. Dentro de todo lo que leí, una de las cosas que más me llamó la atención fue leer sobre las cuatro verdades nobles del budismo. Estas cuatro verdades son las que unen la ignorancia con la iluminación y el sufrimiento con la libertad. La primera verdad es la verdad del sufrimiento. Está el sufrimiento por el envejecimiento, la enfermedad y la muerte. La segunda verdad se refiere al deseo de querer las cosas de una manera diferente a la que realmente son. La tercera verdad fue descrita por Buda como el Cese Verdadero, la posibilidad de dar fin a todas las desilusiones, deseos y ataduras. La

Bután: un destino inesperado

La vida me ha dado muchas sorpresas, gratas sorpresas. Viajar y conocer tantos lugares ha sido uno de los principales ejes de mi vida. Algunos destinos han llegado a mí sin buscarlos, otros han estado siempre en mi mente. Bután fue uno de esos que llegó de manera inesperada. A comienzo de este año me llegó un correo para aplicar a la conferencia bianual de la comunidad de evaluadores del sur de Asia. La verdad no conocía mucho de Bután, así que decidí aplicar un poco motivada por la curiosidad de conocer, así como la oportunidad de presentar el trabajo que hacemos con unas de las evaluaciones que manejo, cuyo objetivo es empoderar a los adolescentes y reducir el matrimonio infantil en el sud este asiático. Debo admitir que vine a conocer donde quedaba Bután cuando vine por primera vez a India y viajé a la región de India que queda entre Bután y Bangladesh. Bután es realmente un destino único. Yo no sabía que era un país que controlaba tan fuertemente el turismo. Solo se

Una boda India

Asistir a un matrimonio hindú era una de mis sueños. Cuando tenía 12 años se despertó en mí el deseo de conocer India. Luego por cosas de la vida, vi un par de películas indias que giraban en torno a un matrimonio y me pareció algo espectacular. Fue así como asistir a una boda hindú se volvió un sueño. Aun cuando llevo viviendo en India 2 años, este fue realmente el primer matrimonio hindú que experimenté y disfruté de principio a fin. Anteriormente había asistido a dos matrimonios, pero a medias. Para el matrimonio de un compañero de la maestría, solo pude ir a la reunión que ofrecen los papás de la novia antes del día de la ceremonia religiosa. Esta celebración se llama Sageet. Esta es una ceremonia informal donde se baila y se toma trago. En principio el día de la ceremonia religiosa no se ofrece trago porque se hace una ” Puja ”, que es una oración u ofrecimiento. Sin embargo, parece que dependiendo de la región de India de donde sean los novios esto cambia un poco. El día