Para mí, uno de los mayores placeres en la vida es disfrutar
de una buena comida. Esas en las que uno disfruta cada ingrediente, cada sabor
y textura, y en donde una buena conversación siempre está acompañada de un buen
vino. Una de esas ocasiones en las que los aromas y los buenos sabores
estuvieron presentes fue un día de paso por Boloña (Italia). De hecho, en todo
el viaje, la comida fue uno de los personajes principales.
Cuando uno piensa en Italia, piensa en pasta, pizza, focaccia, prosciutto ... y mi paso por Italia
estuvo rodeado de todos estos increíbles sabores que tocan el paladar y se
deshacen suavemente. Y es aquí donde el
restaurante Drogheria della Rosa llega a la historia. Antes de mi viaje a
Boloña, cuyo motivo era un matrimonio donde la buena comida brillo durante toda
la velada, vi que una chica australiana en su blog de viajes recomendaba este
restaurante. Las fotos y la manera cómo describía su paso por el restaurante me
llamo la atención y decidí visitarlo cuando fuera, así que mande un correo
preguntando si necesita reservación, pero como era a hora de almuerzo y viajaba
yo sola no hubo necesidad. Cuando llegué al restaurante me llevaron a una mesa
y cuando estaba esperando que pasara uno de los meseros con el menú, llego Emanuele,
el dueño, quien me saludo por mi nombre y me recibió con una copa de champaña.
Ahí ya sabía que había comenzado con pie derecho. Finalmente nunca vi el menú y
me dejé aconsejar de Emanuele quien a ratos se acercaba a la mesa y charlaba
conmigo en una mezcla de inglés-español-italiano. Cada plato que llegaba era
algo increíblemente delicioso, cada bocado era un placer. Plato de bienvenida
con productos de la región (Emilia-Romagna) que incluía algo cuyo sabor era muy
similar al chicharrón, Tagliatelle Ragu, un filete de carne con vinagre
balsámico y de postre mascarpone con trocitos de chocolate, todo acompañado de
un buen vino rosso. Claramente
después de este menú ratifiqué que relacionar a Italia con buena comida tiene una razón de ser.
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