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Por culpa de un mosquito

Hace poco más de un mes llegue a India, las primeras semanas se pasaron como si estuviera llegando a un sitio que me era familiar. Encontré apartamento, lo empecé a decorar a mi gusto y poco a poco me adaptaba a mi nueva vida. Si, hay cosas que son muy diferentes a Paris o a Bogotá, hay cosas que son difíciles de esta ciudad, pero en medio del caos yo hallaba mi espacio. Sin embargo, hace una semana mis perspectivas cambiaron y la energía y positivismo con las que comencé esta nueva experiencia se desplomaron, llevándome a preguntarme si tome la mejor decisión al venir a India. Y todo esto por culpa de un mosquito que me transmitió dengue. Es una enfermedad que le roba a uno toda la energía, que lo deja en cama con una debilidad total. Es como si una aspiradora le absorbiera a uno todo la energía y lo dejara vació, sin ánimos para levantarse. Estar enfermo lejos de la familia, sin conocer a mucha gente y sin aún tener amigos cercanos es algo muy difícil. En Paris, estaba lejos de mi familia, pero mi grupo de amigos era como mi familia. Acá aún no tengo un grupo de amigos cercanos y por eso la soledad de la enfermedad me dio aún más duro. Hubo días, y aun hay horas, en las que quisiera cerrar los ojos y al abrirlos estar en Bogotá, en mi casa, con mi mamá. Estos días me he preguntado si vale la pena estar tan lejos de los seres queridos, si vale la pena vivir tan pero tan lejos de mi familia. Yo vine a India, llena de expectativas, lista para vivir una nueva aventura y aprender, pero estar enferma absorbió esa energía y me dejó con muchos interrogantes.
A veces nos preguntamos por qué nos pasan ciertas cosas. La gente dice que todo pasa por algo y que de todo se aprende. Pero a veces hay experiencias que nos golpean duro y de las que aunque aprendamos a ser más fuertes, los preguntamos si realmente era necesario vivirlas.

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